viernes, 13 de mayo de 2005

Entrevista con Imma Turbau

Entrevista de Maria Eugènia Ibáñez a Imma Turbau en El Periódico de Catalunya.

Imma Turbau convierte en novela una oscura historia de adolescentes

Por M. EUGENIA IBÁÑEZ

Imma Turbau quería escribir una historia de adolescentes, esa etapa borrosa entre la infancia y la edad adulta cuyas secuelas, a veces, se purgan a lo largo de toda la vida. Montó la novela a partir de un hecho que atrapa a dos jóvenes, un chico y una chica, y del que ambos se defienden de forma muy distinta: él para perderse en la obsesión, ella para convertirse en una superviviente. El juego del ahorcado, tragedia o historia de amor, primera obra de la autora, se ha presentado en Barcelona.
Turbau (Girona, 1974), periodista, decidió muy joven alejarse de su ciudad natal, porque, asegura, "lo que se aprende viajando no te lo quita nadie". Precoz emborronadora de folios, dice haber escrito no menos de cuatro novelas que no juzgó dignas de someter al juicio del lector, pero no fue éste el caso de la última, que redujo a la mitad para lograr uno de los objetivos que, dice, debe cumplir toda novela: entretener.
El pulido final de El juego del ahorcado (Mondadori) encontró a la autora en Lisboa, por lo que ofreció el original a dos editoriales, una portuguesa y otra española. Corrió más la primera y en Portugal se publicó hace meses y allí ha superado el recelo que impone una escritora debutante. La obra arranca con un suicidio, que se produce cuando la juventud de los protagonistas ha quedado lejos, los dos se han separado, y sólo permanece vivo el recuerdo de aquella adolescencia que les marcó.
Es la mujer quien, a lo largo de una noche, relata los años claves de su juventud, explica el hecho del que fue víctima, la reacción de su amigo y el comportamiento de éste, que evolucionó hacía la obsesión, desequilibrios mentales e intentos de suicidio que, al final, logran su objetivo. La novela transcurre en una ciudad innominada que se puede identificar como Girona, con algunos escenarios inventados, tiene un lenguaje directo y mantiene un ligero tono de intriga hasta el final.
Turbau explicó que la novela puede tener varias lecturas y que le ha sorprendido la diferente interpretación que hacen los lectores según sean hombres o mujeres. Los primeros ven en el chico a la víctima, al antihéroe que debe morir para serlo, mientras las segundas le consideran alterado por una obsesión malsana de tintes machistas. La novelista no juzga ni a uno ni a otra: "Los dos buscan su particular salida al conflicto y se enfrentan a la vida con actitudes muy distintas".

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