El texto entero del artículo de Empar Moliner, publicado el 17 de agosto en El País, es el siguiente:
LA VENTANA DE GUERRERO
Niños gritando a los barcos
por EMPAR MOLINER
¿Y estos niños? Habían decidido bañarse no en el mar, sino en la ría. Y, de repente, algo les ha llamado la atención y es como si se hubiesen metido apresuradamente en el agua. El impulso que han tenido diría que es el barco que cruza de derecha a izquierda de la fotografía. Es como si el barco o lo que sea (un patín a vela, a lo mejor) les haya producido tanta ilusión que se han lanzado a verlo mejor. Incluso parece como si lo estuviesen llamando a gritos.
El niño de nuestra izquierda es el más atrevido. El que levanta la mano. Parece que es el que manda en el grupo, el líder. La niña, en cambio, se ha quedado en la arena. No ha tenido tanta prisa por meterse en el agua. O igual es que ya salía. Es la única niña del grupo. Va con ellos, eso está claro. Se les ve muy juntos. Pero ella ha preferido quedarse fuera. Se tapa la parte de abajo del biquini con algo que podría ser una toalla o también podría ser una camiseta de verano. Casi diría que la lleva anudada a la cintura. Y si es así, supongo que es más para taparse que por frío. Igual que no sé si inclina su cuerpo para mirar mejor el barco o si su actitud es de vergüenza. Como si se estuviese volviendo púdica de un día para otro.
En el suelo, la ropa, colocada de cualquier manera. Pero más apartadas, más cerca del agua, unas zapatillas. El propietario llegó hasta el borde del agua y sólo una vez allí se descalzó. Parecen unas zapatillas grandes, así que a lo mejor no pertenecen a los niños. Lo que llama la atención, en cualquier caso, es el pájaro que está cerca de ellas -no sé si es una gaviota- tan tranquilo. Y esta tranquilidad aparente no sé si es una cualidad de este tipo de pájaro. Los niños parece que están haciendo mucho ruido. Y no se asusta.
La playa se ve desierta, así que a estos niños no les debe dar ningún miedo dejar la ropa en el suelo, sin vigilancia. Claro que podría ser que estos críos estuviesen con sus padres, pero, por alguna razón, me imagino que son de la zona y que han venido solos. Es una tontería esta especulación, pero en las fotos de Guerrero, tan sugerentes, lo que tiene gracia es especular. A mí, la confianza con que los tres chicos avanzan por el agua, me hace pensar que no son veraneantes. A lo mejor, ni siquiera Guerrero sabía nada de ellos. Es lo más plausible. Siempre pienso en un concurso que se podría hacer para la televisión o para un periódico. Con fotos como esta, por ejemplo. Se trataría de observar a los personajes -en este caso, los niños de la foto- y adivinar qué son entre ellos. ¿Amigos, hermanos o desconocidos que acaban de ser presentados? ¿La niña es bien aceptada en el grupo o va con ellos porque es la hermana perqueña del de la izquierda, obligado por su madre a cargar con ella? ¿El niño de en medio, casi abrazado a los otros, es el que saca mejores notas? ¿Es más dependiente de los otros dos? ¿En qué idioma hablan y con qué acento? ¿Piensan en el sexo?
Después, se trataría de preguntar a los interesados y contabilizar los aciertos. Se podría hacer con todo tipo de gente. Una pareja comiendo en un restaurante, por ejemplo. Deberíamos adivinar si son amantes o si son un matrimonio. ¿Padre e hija o cliente y prostituta? Sería un concurso extraordinario.
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