viernes, 26 de agosto de 2005

Catalonia, per Matthew Tree

Fragmentos del artículo de la sección Catalonia, publicada por Matthew Tree en El Periódico de Catalunya, el jueves 24 de agosto.

Cóbreme, por favor
En Inglaterra hay que seguir una especie de protocolo a la hora de pedir lo que se quiere en un bar. Asimismo, el barman, cuando se dirige al cliente de turno, suele usar el condicional (que indica buenas maneras): ¿Qué le apetecería? Acto seguido le toca al cliente, claro está, pedir lo que desea, pero pobre de él si no añade un please tan automático como esencial. (Si no pronuncia este please, es posible que el barman se haga el sordo y pase a atender a otro cliente).
Es imaginable mi sorpresa inicial al llegar aquí y ver que un porcentaje alto de los clientes de los bares catalanes no decían "por favor" cada dos por tres. Había tipos que no lo decían ni una sola vez: entraban en un local, decían hola, quizás, y antes de que el barman les pudiera contestar, ya habían gritado el pedido: "¡Un café con leche!", "¡Un quinto!", "¡Un trifásico!". ¡Y les servía sin inmutarse!
Todavía más fuerte para mí era el comportamiento de algunos clientes (... ). Hacían un ruido bastante agresivo con la lengua y los dientes, una especie de ¡tssssst! prolongado, como si el camarero fuera un perro extraviado. Y ese camarero iba hacia ellos y les atendía con la misma eficacia que si le hubieran tratado como una persona. Extraordinario.
Hasta que empecé a entender, a base de observarlo un día tras otro, que se trataba siempre de clientes de toda la vida, que conocían al camarero personalmente, y, como tenían prisa, preferían un par de indicaciones directas y rápidas a un protocolo más elaborado. (...) Noté, por otro lado, que los clientes que no conocían al camarero eran bastante más circunspectos.
(...) Cabe decir que, en los bares catalanes, incluyendo aquellos donde me conocen bastante, yo todavía no he podido deshacerme de las viejas costumbres inglesas y por lo tanto no dejo de añadir un por favor del todo innecesario, no sólo al final de cada pedido sino incluso a la hora de reclamar la cuenta (suelo decir: "Cóbreme, por favor, muchas gracias", como si les pidiera un gran favor). En los bares ingleses, curiosamente, nunca se tiene que pedir a los camareros que te cobren: lo hacen automáticamente al traerte las bebidas, de una forma rápida y seca, sin miramientos.

Cobri'm, si us plau
A Anglaterra s'ha d'observar una mena de protocol a l'hora de demanar el que vols en un bar. Així mateix, el bàrman, en adreçar-se al client de torn, sol fer servir el condicional (que indica bones maneres): Què li vindria de gust? Tot seguit toca al client, és clar, demanar què vol, pe- rò pobre d'ell si no hi afegeix un please tan automàtic com essencial. (Si no el diu, aquest please, és possible que el bàrman faci el sord i passi a atendre un altre client; n'he conegut casos).
Es pot imaginar la meva sorpresa inicial, doncs, en arribar aquí i veure que un percentatge alt dels clients dels bars catalans no deien pas "si us plau" cada dos per tres. N'hi havia que no ho deien ni una sola vegada: entraven a un local, deien "hola", potser, i abans que el bàrman els pogués contestar, ja havien lladrat la comanda: "un cafè amb llet!", "un quinto!", "un trifàsic!". I el bàrman els servia sense immutar-se!
Encara més fort, per mi, era el comportament d'alguns clients (...) En comptes de dir "hola" en el moment d'entrar, feien un soroll força agressiu amb la llengua i les dents, una mena de tssssst! prolongat, com si el cambrer fos un gos extraviat. I aquell cambrer anava cap a ells i els atenia amb la mateixa eficàcia com si l'haguessin tractat com una persona. Em semblava extraordinari.
Fins que vaig començar a entendre, a base d'observar-ho dia rere dia, que es tractava sempre de clients de tota la vida, que coneixien el cambrer personalment, i, com que tenien pressa, preferien un parell d'indicacions directes i ràpides a un protocol més elaborat. (...)Vaig notar, d'altra banda, que els clients que no coneixien el cambrer eren força més circumspectes a l'hora de fer les seves comandes.
(...) S'ha de dir que, als bars catalans, incloent-hi aquells on em coneixen força, jo encara no he pogut desfer- me dels vells costums anglesos i per tant no em puc estar d'afegir un si us plau del tot innecessari, no només al final de cada comanda, sinó fins i tot a l'hora de reclamar la nota (solc dir: "cobri'm si us plau, moltes gràcies", com si els demanés un gran favor). Als bars anglesos, curiosament, mai no s'ha de demanar als cambrers que et cobrin: ho fan automàticament quan et porten les begudes, d'una manera ràpida i seca, sense miraments.

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jueves, 25 de agosto de 2005

Vicente Ferrer


Foto de Maite Cruz para El Periódico.

Hace 10 años, en octubre de 1995, realicé la siguiente entrevista a Vicente Ferrer. Estaba enfermo y acababa de ser atendido en un hospital de la parte alta de Barcelona.

Un misionero laico y combativo

Vicente Ferrer, ex jesuita, tiene 75 años. Más de 40 los ha pasado en la India. Propone apadrinar a niños con una pequeña cantidad que allí se multiplica. Tras sufrir un problema cardiaco, descansa unos días en Calella.

-- ¿Qué le ha pasado para estar hospitalizado en Barcelona?
-- He tenido unos problemillas. Cuando llegué a España tuve un pequeño problema cardiaco. Ha sido providencial, porque así me han cuidado para que pueda volver pronto a trabajar.
-- ¿Pero ya está pensando en volver a la India?
-- Como toda enfermedad, esto es algo secundario.
-- Usted fue jesuita (1950 a 1969) y lo dejó para involucrarse en los problemas sociales.
-- Todos los hombres tienen una vocación original a hacer el bien a los demás. El sacerdocio es la profesión que escoge, por excelencia, ser un hermano de los demás. Yo quise ese sacerdocio original y descubrí que antes que la vocación litúrgica, tenía una vocación humanística.
-- Eso parece muy próximo al socialismo o al comunismo.
-- No. Ellos se aproximan a nosotros. Sus principios contienen todos estos valores de hermandad. Aunque si el cristianismo como el budismo, por amor, no han conseguido hermanar a la humanidad, el comunismo, por la fuerza, tampoco. Por eso, hemos de volver a lo primero.
-- ¿Cómo se ve a Occidente desde la India?
-- Con una visión global, y nos horrorizamos, claro. Como si estuviéramos delante de un precipicio. La gente tiene la gran responsabilidad de salvar la Tierra y de salvarse a sí misma.
-- ¿Por qué propone apadrinar a niños indios?
-- Es quizá la forma más práctica de obtener recursos. Permite planificar a largo plazo en educación, sanidad, agricultura. Eso nos ha empujado a crear la fundación.
-- ¿Y sólo con 2.000 pesetas al mes por persona les vale?
-- El mejor médico de nuestra área cobra unas 20.000 pesetas al mes. Por eso, el bien que se hace allí con 2.000 pesetas es mucho mayor que el que podrías hacer aquí con ese dinero. Ahora tenemos 20.000 alumnos. La educación produce unos resultados que no se pueden medir con dinero, porque cambias la vida de las personas. Para los intocables la única oportunidad de salir de la discriminación es, al menos, saber leer y escribir.
-- Aún parece usted un jesuita.
-- Cuando se ha vivido y reflexionado, terminas por ser una persona contemplativa en la acción. Hay algo que procede de mi paso por la Compañía de Jesús: la excelencia en el trabajo; lo que para otros hubiera sido mucho, para mí es poco.

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Vicki Sherpa



Fragmentos de la entrevista de El País (24-08-2005) de Mora y Ruiz Montilla, titulada "¡Necesito dinero para educar a los niños parias!"

Vicki Sherpa narra su historia mientras se come a besos a sus dos hijos catalano-nepaleses.

Pregunta. ¿Quién es usted?
Respuesta. Yo me defino como mendiga, porque cambié ser maestra en una escuela Montessori por irme a mendigar dinero para educar a los niños parias nepaleses. Había leído a Herman Hesse, me gustaba el Tíbet y en el 88 me decidí...
P. Y se largó.
R. No, no, cerraron el país a los turistas. Pero un tibetólogo, Ramón Prats, me dijo que mejor fuera a Nepal. Y me fui. Fue un chasco de los peores de mi vida. Vi a esos niños en la calle y me pasé tres días llorando.
P. ¿Cómo eran?
R. Mendigaban y se peleaban con las vacas, las ratas y los perros por comer basura. Yo era una maestra elitista y se me partió el corazón. Investigué sobre el sistema educativo y vi que era un desastre: profesores sin título, niños hacinados, aulas en las que nosotros no meteríamos a los cerdos... Me trastornó.
(...)
P. Pero al fin se fue.
R. Antes aprendí la lengua nepalesa en Barcelona. Luego hice una maleta de 20 kilos. Una familia me adoptó como hija. Al año y medio monté la primera escuela, un parvulario para tibetanos refugiados.
(...)
P. ¿De dónde saca el dinero?
R. De patrocinios. La Generalitat me quitó la subvención de siete millones de pesetas que me daba cada año. Por eso estoy aquí, para buscar patrocinadores. ¡Necesito dinero para educar a esos niños!
P. ¿La subvención se la quitó el tripartito?
R. Sí. Cerramos dos meses...
P. ¿Y cuánto dinero necesitan?
R. 40 millones de pesetas.
(...)
P. Más que escuela, ONG.
R. Lo que más choca es que en un sitio como Nepal tengamos escuelas como las de aquí. Pero no podemos dejar de ayudar a los padres si queremos que los niños vengan al colegio. Si no, los mandan a mendigar o a trabajar.
(...)
P. Y el método ¿cómo es?
R. Se trata de cambiar la mente de los niños. Los parias están acostumbrados a obedecer sin pensar. El sistema de castas les obliga a pensar como parias y a serlo toda la vida. No tienen derecho a educarse ni a juzgar ni a discutir. Sólo piensan: no sé, no debo, no puedo, no me merezco, no soy. Esa empanada hay que quitarla. Mi filosofía es que Nepal está en el mundo, y que esos niños tienen los mismos derechos que los de aquí. Así se equilibra la injusticia. Y con conocimientos y pensamiento crítico, el dinero llega.
P. El poder de la mente...
R. Aquí enseñamos habilidades, a leer, escribir, sumar, pero hemos descuidado la madurez de la mente, el carácter, la relación con el otro, la disciplina, la práctica de las virtudes, la resolución de conflictos. Todo eso está en nuestro currículo con el mismo rigor que lo demás.
P. Y los parias dejan de ser parias.
R. Tienen una coraza. Ya no aceptan nada a ciegas. Ahora piensan por sí mismos. Y lo cuestionan todo continuamente. Las primeras promociones ya están en la universidad, otros en negocios, otros son maestros...
Alegría y coraje.

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lunes, 22 de agosto de 2005

La ventana de Guerrero



El texto entero del artículo de Empar Moliner, publicado el 17 de agosto en El País, es el siguiente:

LA VENTANA DE GUERRERO

Niños gritando a los barcos

por EMPAR MOLINER

¿Y estos niños? Habían decidido bañarse no en el mar, sino en la ría. Y, de repente, algo les ha llamado la atención y es como si se hubiesen metido apresuradamente en el agua. El impulso que han tenido diría que es el barco que cruza de derecha a izquierda de la fotografía. Es como si el barco o lo que sea (un patín a vela, a lo mejor) les haya producido tanta ilusión que se han lanzado a verlo mejor. Incluso parece como si lo estuviesen llamando a gritos.
El niño de nuestra izquierda es el más atrevido. El que levanta la mano. Parece que es el que manda en el grupo, el líder. La niña, en cambio, se ha quedado en la arena. No ha tenido tanta prisa por meterse en el agua. O igual es que ya salía. Es la única niña del grupo. Va con ellos, eso está claro. Se les ve muy juntos. Pero ella ha preferido quedarse fuera. Se tapa la parte de abajo del biquini con algo que podría ser una toalla o también podría ser una camiseta de verano. Casi diría que la lleva anudada a la cintura. Y si es así, supongo que es más para taparse que por frío. Igual que no sé si inclina su cuerpo para mirar mejor el barco o si su actitud es de vergüenza. Como si se estuviese volviendo púdica de un día para otro.
En el suelo, la ropa, colocada de cualquier manera. Pero más apartadas, más cerca del agua, unas zapatillas. El propietario llegó hasta el borde del agua y sólo una vez allí se descalzó. Parecen unas zapatillas grandes, así que a lo mejor no pertenecen a los niños. Lo que llama la atención, en cualquier caso, es el pájaro que está cerca de ellas -no sé si es una gaviota- tan tranquilo. Y esta tranquilidad aparente no sé si es una cualidad de este tipo de pájaro. Los niños parece que están haciendo mucho ruido. Y no se asusta.
La playa se ve desierta, así que a estos niños no les debe dar ningún miedo dejar la ropa en el suelo, sin vigilancia. Claro que podría ser que estos críos estuviesen con sus padres, pero, por alguna razón, me imagino que son de la zona y que han venido solos. Es una tontería esta especulación, pero en las fotos de Guerrero, tan sugerentes, lo que tiene gracia es especular. A mí, la confianza con que los tres chicos avanzan por el agua, me hace pensar que no son veraneantes. A lo mejor, ni siquiera Guerrero sabía nada de ellos. Es lo más plausible. Siempre pienso en un concurso que se podría hacer para la televisión o para un periódico. Con fotos como esta, por ejemplo. Se trataría de observar a los personajes -en este caso, los niños de la foto- y adivinar qué son entre ellos. ¿Amigos, hermanos o desconocidos que acaban de ser presentados? ¿La niña es bien aceptada en el grupo o va con ellos porque es la hermana perqueña del de la izquierda, obligado por su madre a cargar con ella? ¿El niño de en medio, casi abrazado a los otros, es el que saca mejores notas? ¿Es más dependiente de los otros dos? ¿En qué idioma hablan y con qué acento? ¿Piensan en el sexo?
Después, se trataría de preguntar a los interesados y contabilizar los aciertos. Se podría hacer con todo tipo de gente. Una pareja comiendo en un restaurante, por ejemplo. Deberíamos adivinar si son amantes o si son un matrimonio. ¿Padre e hija o cliente y prostituta? Sería un concurso extraordinario.

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viernes, 5 de agosto de 2005

Labordeta y Barkos

La entrevista de Iosu de la Torre a José Antonio Labordeta y Uxue Barkos se puede leer íntergramente en la versión on-line de El Periódico de Catalunya, cuyo archivo es de acceso libre durante 90 días. Aún así, los más cómodos pueden pinchar directamente sobre los enlaces a los pdfs de su versión castellana (página 1, página 2 y página 3) o catalana (pàgina 1, pàgina 2 i pàgina 3), y leerlos en su formato original.

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miércoles, 3 de agosto de 2005

La moda del sudoku

Francisco J. Niebla titulaba su reportaje para Efe así:

La moda del puzzle matemático "Sudoku" hace furor en España

Este es el texto:

Barcelona, 29 jul (EFE).- El nuevo pasatiempo "Sodoku", una especie de puzzle matemático que se popularizó en Japón hace dos décadas, ha irrumpido en España con furor, sobre todo desde que los grandes periódicos han apostado por colocarlo en sus páginas de entretenimientos.
Los principales diarios españoles -El País, El Mundo, El Periódico, el deportivo Marca, y desde hoy también La Vanguardia- han decidido incorporar este rompecabezas de números a sus páginas, sabedores del éxito que ya ha cosechado en otros puntos del planeta, especialmente en Estados Unidos, Japón y Gran Bretaña.
El "Sudoku" es un puzzle matemático de colocación de números que tiene su origen muchos siglos atrás, aunque se publicó por primera en la década de los 70, se popularizó en Japón en 1986 y se ha dado a conocer en el ámbito internacional en 2005.
El objetivo es rellenar una cuadrícula de nueve celdas por cada lado dividida en subcuadrículas de tres cuadrados por otros tres con las cifras del uno al nueve partiendo de algunos números ya dispuestos en algunas de las celdas.
No se debe repetir ninguna cifra en una misma fila, columna o subcuadrícula, de modo que se trata de un pasatiempo de pura lógica que se resuelve con la ayuda de un lápiz y una goma de borrar, según explican los enigmistas, que destacan que un "Sudoku está bien planteado si la solución es única".
El "boom" del Sudoku en España ha surgido a raíz de su inclusión hace pocas semanas en las páginas de pasatiempos de los principales diarios.
El diario El Mundo incorporó este entretenimiento a sus páginas el pasado mes de junio y El País lo publica diariamente desde este mes, lo mismo que Marca, mientras que El Periódico lo ha incorporado hace cuatro días y La Vanguardia lo ha hecho hoy.
Los lectores lo han acogido con sorprendente entusiasmo, ha explicado a EFE Txerra Cirbián, coordinador del área de pasatiempos y servicios de El Periódico de Catalunya, que cree que el "Sudoku" se hará un lugar entre los clásicos autodefinidos, crucigramas y problemas de ajedrez.
"El lector se engancha", ha dicho Cirbián, que atribuye el éxito del pasatiempos a que "no se tiene que sumar ni multiplicar ni es cuestión de idioma, es sencillo e internacional y puede atraer a nuevo público que hasta ahora no miraba los pasatiempos".
De opinión contraria es el enigmista Miquel Sesé, que elabora pasatiempos para diarios como el Avui y El Periódico y para revistas como Lecturas y El Temps, y que opina que "es una moda pasajera asociada a un nombre, Sudoku, que es una marca comercial".
"Es como una canción de verano", ha afirmado a EFE Sesé, que, sin embargo, ha reconocido que "el juego está bien, es un juego matemático muy antiguo y no depende de conocer ningún idioma".
El enigmista catalán no cree que este nuevo pasatiempo dañe a los clásicos crucigramas "porque bajará su fama, de hecho cuando haces tres o cuatro el sistema siempre es el mismo y puede llegar a aburrir, aunque es un poco más difícil de resolver que una sopa de letras".
Una de las ventajas de este pasatiempo que ya están explotando los diarios es que se puede jugar a través de la red, con SMS o mediante teléfonos 806, que ofrecen premios a los concursantes.
"Es una moda comercial", concluye Miquel Sesé, que ha revelado que es un pasatiempo "muy fácil de elaborar porque hay programas informáticos gratuitos en internet que te los generan a miles".
Del furor mundial que ha causado este nuevo pasatiempos da fe que, haciendo una búsqueda en Internet a través de "Google", aparecen 1.490.000 web en las que se habla de este fenómeno, de las que 21.200 son en español y un sinfín de programas para generar y resolver "sudokus".
En una de estas páginas se explica que este rompecabezas se publicó en Nueva York a finales de los años 70 bajo el nombre de Number Place en la revista Math Puzzles and Logic Problems.
En abril de 1984 se publicó en el diario japonés Monthly Nikolist bajo el título "S'ji wa dokushin ni kagiru" ("los números deben estar solos") y fue Kaji Maki, presidente del diario, quien al parecer le puso el nombre, que más tarde se abrevió en Sudoku (Su: número, doku: solo), hasta que se acabó popularizando en 1986.

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martes, 2 de agosto de 2005

La fiebre del Sudoku

Aquí está el texto que Màrius Serra publicó el 26 de julio en La Vanguardia.

La fiebre del Sudoku

Lo habrán visto porque es un juego numérico que ha provocado una auténtica fiebre. Le llaman Sudoku y tiene el aspecto de una parrilla de crucigrama de 9x9 con sus 81 cuadritos agrupados en nueve cuadrados interiores de dimensiones 3x3. En cada uno de ellos hay, por tanto, nueve cuadritos que rellenar con las cifras del uno al nueve, sin repeticiones. Naturalmente, algunos de los cuadritos ya están numerados. En total, de los 81 cuadritos de la parrilla, nos dan entre 25 y 30.
Ésa es la pista imprescindible para intentar resolver un problema de Sudoku. La única norma es que el mismo número no debe coincidir nunca ni en una fila (horizontal) ni en una columna (vertical). Es decir, que en una parrilla completa de Sudoku cada fila o columna contiene los nueve dígitos, del uno al nueve, sin repetición, y lo mismo sucede dentro de cada uno de los nueve cuadrados interiores. La parrilla de 9x9 acaba conteniendo 9 ejemplares de cada uno de los 9 dígitos. Toda una prueba del nueve.
A simple vista parece un juego banal, pero poca gente logra completar una parrilla en menos de veinte minutos. Es un gran pasatiempo. La sencillez de su planteamiento contrasta con su dificultad de resolución, de modo que engancha sin paliativos. Hace meses que los exigentes lectores de The Times empezaron a aficionarse a él. Algunos pedagogos cantaron sus virtudes y un programa de televisión lo adoptó. Luego saltó al Corriere della Sera y este verano diversos diarios españoles se han apuntado al carro. Si buscan en la red, verán que se comercializa un programa que fabrica los problemas automáticamente. A miles.
Este es un juego muy antiguo. Si ahora le llaman Sudoku es porque la empresa japonesa Nikoli rebautizó así el juego que las revistas norteamericanas llamaban Number Place. Los japoneses admiten que lo copiaron en 1984. Al principio le llamaron Suuji wa dokushin ni kagiru (algo así como números solteros), pero era un título muy largo y pronto lo redujeron a su (número) doku (soltero). Hoy es un juego tan popular en Japón que da vida a cinco revistas con un tiraje, según fuentes de Nikoli, de 660.000 ejemplares mensuales. Lo que Nikoli pudo registrar es el nombre, de modo que los demás siguen llamándole Number Place y tan anchos, mientras que aquí en Europa los diarios pagan derechos por reproducir un nombre simplemente porque se ha puesto de moda. Puro humo. Cuando en el año 1978 Georges Perec publicó su conocida obra La vie: mode d´emploi basó la estructura de su novela en un edificio parisino a lo Rue del Percebe de 10 pisos con 10 vecinos por rellano que se asemeja a las condiciones del entonces nonato Sudoku. El edificio es una parrilla 10x10 que contiene dos elementos por vivienda, y esos elementos no se repiten nunca en los apartamentos que comparten fila o columna.
La deseable defensa de los derechos de autor nada tiene que ver con el uso que las grandes corporaciones suelen hacer de sus derechos adquiridos sobre productos universales. Cualquier aficionado a este magnífico problema numérico podría empezar a publicar los suyos bajo cualquier otro nombre sin llenar los bolsillos de los vendedores de humo. ¿Qué tal Re9? En castellano resultaría renovador y en catalán haría mucho ruido.

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